Buscar ayuda no es falta de amor
El cansancio, el esfuerzo físico y la sobrecarga de responsabilidades son las principales causas de enfermedades que puede sufrir el cuidador si no toma medidas a tiempo.
Cuando estamos a cargo de un familiar que tiene una enfermedad crónica pensamos que nuestro deber es dedicarnos al cien por ciento a su cuidado y bienestar, sin tener en cuenta que podemos descuidar nuestra propia salud.
El cuidador soporta grandes cargas sin horas de descanso y además no tiene el reconocimiento que merece por la labor que realiza. En la mayoría de los casos la mujer se hace cargo y no tiene ni el entrenamiento, ni la edad, ni el estado físico para manejar un enfermo en casa, esto sin contar con las condiciones emocionales con las que se tiene que enfrentar. Normalmente al existir alguien que se hace cargo, la familia se desentiende de la situación o se preocupa más por la calidad de vida del paciente que por la persona que lo cuida.
De igual forma, las decisiones diarias recaen en los cuidadores, y éstos se sienten culpables y resultan afectados porque los resultados no son los esperados. Sin embargo, cuando hay un poco de mejoría, los créditos son siempre para los médicos, medicamentos y personas externas que para el familiar, quien diariamente y hora a hora busca nuevas alternativas para el bienestar del paciente.
También se encuentra el caso de las esposas que cuidan a sus maridos y ellas no permiten que nadie más asuma las tareas, porque consideran que es su deber y que delegarlas a un tercero es falta de amor. Sin embargo, con el paso del tiempo el cuidador empieza a presentar dolores severos, depresión y extrema fatiga por no acudir a una ayuda externa y a tiempo.
Estamos en una sociedad donde el pensar en nuestro cuidado es sinónimo de egoísmo y autosuficiencia y esto ha llevado a que no sólo se vea afectado el paciente, por el cansancio y agotamiento del cuidador, sino que lleva a una situación peor, donde ya no sólo es uno al que hay que cuidar, sino a dos, con cuadros clínicos muy complicados y sin soluciones inmediatas.
De la misma forma, los pacientes se obstinan en que sólo una persona puede ayudarles y eso aumenta la sensación de culpa y la angustia del cuidador cuando deciden tomarse unas horas de descanso. Para el enfermo es más difícil aceptar a alguien nuevo porque hay quehaceres muy íntimos que requieren de alguien de mucha confianza. Por eso, terminan manipulando a todos los de su entorno para que solamente lo atienda la persona que ellos quieren, y deja a la familia maniatada y sin autoridad para decidir en beneficio de todos.
Para estos casos es fundamental tomar medidas a tiempo. La mejor solución es buscar un experto que hable tanto con el paciente como con el cuidador, sobre la necesidad de delegar funciones a otras personas con horarios y tareas establecidas. Normalmente, cuando un externo aconseja a los involucrados aceptan nuevas y mejores condiciones de vida.
En Attenti contamos con esa ayuda para convencer a las dos partes de la necesidad de contar con asistencia calificada para el cuidado. No solamente como un reemplazo, sino más bien un profesional que mejore la calidad de vida de ambos, dándoles la asesoría, organización y conocimiento que se necesita para el buen funcionamiento diario. El contar con un auxiliar de enfermería capacitado permite manejar horarios, repartir tareas y realizar actividades distintas que mejoren el estado de ánimo del paciente y al mismo tiempo ayuden a que el familiar a cargo pueda estar más tranquilo y acompañado.
El atender al cuidador de la misma forma que al paciente evita tener que enfrentar más de un sufrimiento o el tener que hacer cambios drásticos que generen mayor traumatismo para el paciente y la familia. Por eso no hay mejor manifestación de amor que cuando buscamos ayuda a tiempo y tomamos decisiones asertivas a la hora de cuidar un enfermo crónico en casa.