Huesos fuertes y sanos

A medida que vamos envejeciendo nuestras reservas de calcio y vitamina D van disminuyendo y nuestros huesos se van debilitando, lo que puede provocar fracturas con sólo un estornudo. Esta pérdida de vitaminas y minerales generan enfermedades como la osteoporosis que aunque es más común en mujeres mayores, también hay casos en hombres, niños y personas jóvenes. El gran problema es que puede estar presente por muchos años pero solo se manifiesta cuando ya hay fractura o está muy avanzada.   

Los médicos expertos aseguran que es una enfermedad que no es muy fácil de diagnosticar porque la biopsia para determinar el deterioro de los huesos es muy traumática y dolorosa y por eso recurren a la intuición por las condiciones de cada persona como herencia, desnutrición, anorexia y estilos de vida como fumar, tomar alcohol en exceso o el poco ejercicio pueden ser unos causales de padecerla.

Una vez se detecta esta condición, se recomienda consumir alimentos ricos en calcio como lácteos, pescado, frutos secos, almendras, espinacas y ajonjolí. También se aconseja consumir aceites de pescado, yema de huevo y vegetales como los champiñones porque contienen vitamina D y complementarlo tomando el sol por treinta minutos al día para que la estructura ósea obtenga todo lo que necesita y así tener huesos más fuertes y saludables.  

También es fundamental que durante los primeros 30 años de vida, que es la etapa donde nuestro cuerpo se encarga de retener el calcio y la vitamina D que consumimos, evitar la anorexia en la juventud o un desayuno insuficiente en la infancia porque esto puede provocar anomalías en el crecimiento y debilidad en los huesos.

Aunque uno creería que lo mejor cuando ya se tiene la enfermedad es mantenerse el mayor tiempo posible quieto para evitar una fractura, los especialistas recomiendan todo lo contrario. El ejercicio guiado y moderado es fundamental para fortalecer los músculos que son los que recubren el hueso y así evitar que se rompan con facilidad. También tiene beneficios como el aumento de la coordinación, la flexibilidad y la fuerza muscular para evitar caídas y aliviar dolores. 

De acuerdo con la etapa en la que se encuentre la persona se le recomienda un tipo de entrenamiento diario. Lo mejor antes de empezar es hacerse algunas pruebas de la dimensión ósea y evaluar la condición física para tener conocimiento del estado en el que se encuentran los huesos. 

Sin embargo, hay ejercicios básicos que se pueden realizar y que lo que cambia es la intensidad o su dificultad. También hay que enfocarse en aquellos que mejoren la flexibilidad, la estabilidad y el equilibrio y complementarlos con el fortalecimiento de los músculos en la parte superior de la espalda donde se produce más dolor por una mala postura.

Los ejercicios de cardio como aeróbicos, caminar, bailar, subir escaleras son muy buenos siempre y cuando se evite saltar, correr o trotar.  También es importante no hacer movimientos bruscos y rápidos sino todo de forma moderada y con calma; evita agacharse o doblar la cintura como las sentadillas o tocarse los dedos de los pies; y los deportes como el golf, los bolos, el tenis y algunas posturas de yoga pueden ser muy peligrosas para una persona que sufre de osteoporosis porque hay más riesgo de fracturas. 

Los entrenamientos de resistencia y fortalecimiento muscular deben ser guiados por un especialista para que elabore rutinas seguras y efectivas y de las coordenadas para los ejercicios de estiramientos que se deben hacer después de cada sesión.  

No hay que olvidar que no se puede convertir en algo obligado o aburrido. Se debe buscar una rutina de ejercicios de acuerdo a los gustos, necesidades y conveniencia para cada persona y condición porque se deberán realizar de forma continua para lograr los efectos deseados. Así que las rutinas tanto físicas como alimenticias deben convertirse en estilos de vida permanentes para tener unos huesos y dientes fuertes y sanos.