Saber alimentarse con Diabetes
Tener horarios fijos, hacer cinco comidas diarias en porciones más pequeñas y hacer ejercicio son algunos de los consejos que hay que seguir para controlar la glicemia en la sangre.
Cuando se llega a cierta edad el cuerpo empieza a asimilar más lento los alimentos que consumimos y al no digerirlos de forma regular todo lo que comemos nos sienta mal. En muchos casos empiezan a subirse los niveles de glicemia en la sangre y eso puede llevar a sufrir de diabetes.
Es el caso de Martha que a sus 70 años le diagnosticaron diabetes tipo II porque el cuerpo aunque produce insulina, no responde con normalidad. Al principio ella, muy asustada, empezó muy juiciosa a seguir las indicaciones del médico y dejó el azúcar por un tiempo. Sin embargo, como sólo tenía que tomarse un medicamento oral y no sentía ningún síntoma de dolor o cansancio, volvió a su vida normal porque no encontraba qué comer y lo único que le provocaba era comer alimentos altos en azúcar.
Las hijas, conscientes del problema, la regañaban pero ella se ponía de muy mal humor y siempre terminaba todo en una gran discusión. Con el tiempo las consecuencias se vieron reflejadas y sus niveles de glucosa aumentaron hasta que el médico tuvo que diagnosticarle insulina inyectada. La diabetes pasó a ser categoría I porque su cuerpo ya no producía insulina y estaba afectándole la visión.
El problema de la diabetes es que genera daños irreversibles en el organismo como enfermedades renales y/o cardíacas, derrames cerebrales, ceguera, daños a los nervios y problemas de circulación que pueden llevar a la amputación, entre otros.
Por eso, es de mayor cuidado porque puede terminar en un sufrimiento prolongado. Sin embargo, en el caso de Martha las hijas ya cansadas de pelear y discutir con ella dejaron de estar pendientes de su alimentación. A pesar de que no le compraban nada de dulce en el supermercado, Martha buscaba la manera de guardar galletas o arequipe en el closet y comérselos en la noche cuando nadie la veía. Además, sus comidas eran muy insuficientes y nada le provocaba.
Este tipo de comportamientos es muy normal cuando ya son adultos mayores porque no quieren hacer cambios drásticos en su vida y ya no le encuentran mayor sentido a limitarse en sus gustos.
Al encontrarse con el problema, las hijas de Martha decidieron asesorarse. La nutricionista les recomendó que lo más importante es comer cinco veces al día siendo la última comida a las 6 de la tarde. Por otro lado, es importante no comer grandes cantidades sino limitarse a comidas reducidas pero equilibradas. Las frutas son una buena alternativa, pero no pueden consumirse muy maduras y hay que hacerlo en las horas de la mañana porque el cuerpo puede asimilarlo mejor.
Actualmente, hay muchas opciones saludables y deliciosas que pueden ayudar como los alimentos con Stevia o algún otro edulcorante, para que pueda picar durante el día. También es fundamental mantener horarios en las tres comidas básicas para que el azúcar no fluctúe.
Es indispensable quitarse el tema de la dieta de la cabeza porque debe ser una rutina para toda la vida. Cuando hablamos de dejar de comer, en ese instante nuestra mente ya siente que hay una prohibición y eso genera ansiedad. Si pensamos que no es dejar de comer sino comer distinto es mejor la recepción al cambio y se vuelve algo natural y de todos los días.
No hay nada más difícil que modificar estilos de vida y probar cosas nuevas pero hay que entender que lo importante no es cuanto tiempo vamos a vivir, sino la calidad de vida que vamos a tener. Por eso es mejor hacerse a la idea que media hora de caminata diaria, comidas menos grasosas y sin azúcar en las horas de la tarde son las mejores herramientas para vivir la vida en mejor condición y si mayores restricciones.